De la Reconquista a Felipe II |
Del Siglo XIV al XVII |
Siglo XVIII |
Del Siglo XIX hasta Hoy |
Unos meses más tarde, el 28 de marzo de 1244, en el Campo de Mirra se firmó entre el infante Alfonso y su suegro Jaime I de Aragón, el tratado de Almizra que reconocía para Castilla los territorios de Alicante, Aguas, Busot, Valle del Vinalopó y Bajo Segura.
La rebelión mudéjar de 1264 hizo que la intervención aragonesa llevada directamente por Jaime I le sucediese, pese a la entrega del territorio a Castilla, un cierto porcentaje de repobladores procedentes de la corona aragonesa.
La muerte del infante Don Juan Manuel (hermano de Alfonso X el Sabio), señor de los territorios del Valle del Vinalopó hizo aún más débil este sector y, aprovechando las discordias a la muerte de Sancho IV el Bravo, en 1295, se produjeron en Castilla en la minoría de Fernando IV. Jaime II, que apoyaba a los infantes de la Cerda recibió a estos la concesión del Reino de Murcia en 1296.
El restablecimiento del control real en Castilla llevó a la retirada aragonesa, aunque mediante la Sentencia arbitral de Torrellas, el 8 de agosto de 1304, se cedió a Jaime II de Aragón una parte del reino de Murcia, que tras varias incidencias supuso un incremento del Reino de Valencia. Una parte de estos territorios constituiría el término de Orihuela, que sería la capital de la nueva gobernación del reino valenciano que nació de esta anexión.
Mucho más tarde, en 1564, Felipe II permitió segregar de la diócesis de Cartagena estos territorios, creando el nuevo obispado de Orihuela.